Algún día habrá que contar la vida del barrio de La Chanca, a partir de la historia de sus ritmos, que son siempre ritmos compartidos, que crean una fuerte unidad entre sus miembros y una hondura que va al centro de la imantación. En torno a ese núcleo (que atrae a todo el vecindario, pues tiene su escenario natural en la misma calle) gira y se expresa, con viva espontaneidad, toda la gama infinita de sentimientos y matices que el sufrimiento o la alegría generan. Supongo que en otros sitios del dolor la aventura del ritmo adquiere también la misma categoría de libre rebeldía y de …
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