Hace algunos meses, uno de los “reyes” de las noches de pesadilla televisiva, declaraba a bombo y platillo en un diario de tirada nacional: “El glamour es un arma para ver el mundo en el que ya no existe la realidad. Vivimos en una sociedad de fascinante y perversa ficción”. Independientemente de que el autor de estas palabras sea uno de los máximos representantes de esa perversa ficción que él nos presenta como paradigma, sus palabras deberían servirnos para constatar que nuestra existencia está siendo suplantada por la ficción, y el mundo exterior, por su representación mediática…