En mis visitas me gusta llegar con unos minutos de adelanto para observar el acercamiento al colegio por parte de los niños y las niñas. La noche anterior había releído las notas que conservo de otras ocasiones en el aula de Brigitte, algunas publicadas (Vaca, 2008). Son las 8:50 cuando, puntualmente, se abren las puertas de la escuela. Las familias van entrando con sus pequeños y se van acercando a sus respectivas aulas, que se encuentran alrededor de un vestíbulo espacioso, luminoso y limpio, delimitado por paredes de baja altura, con algunos útiles de gimnasio como barra de equili…
Contenido solo disponible para suscriptores
Accede a este artículo individual por solo
3€ IVA incluido
Descubre todo nuestro contenido sin límites
¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión