Una y otra vez los casos de violencia en la escuela ocupan el debate público sin que en la mayor parte de los casos esta preocupación social provoque ningún cambio real. A menudo nos encontramos cruces de acusaciones sobre la responsabilidad entre familias, medios de comunicación y centros educativos, o en posiciones críticas con leyes educativas que estarían detrás de estos casos. También vemos, con frecuencia, que parte de las medidas que se nos ocurren son meramente reactivas y se basan en el establecimiento de reglamentos disciplinarios detallados.Pero hay algo importante: no so…