Hablar escuchar leer escribir / Orientación y tutoría

La complejidad del proceso  de escritura es un hecho sobradamente  conocido por quienes escriben,  y también un hecho reconocido  y admitido científicamente  como resultado de las investigaciones  realizadas en el ámbito de la  psicología cognitiva (Rayes y  Flower, 19 80; Bereiter y  Scardamalia, 1987, entre otros), divulgadas  en nuestro país en los últimos  años a través de diversas publicaciones  y sesiones de formación en  el campo educativo. Los factores  que contribuyen a esta complejidad  son de diverso orden: los tipos de  conocimientos que se requieren  para saber escribir, el orden de aplicación  de dichos conocimientos y  las diferencias individuales en el  uso de dichos conocimientos. 

Hace ya algunos años, apareció  en una publicación periódica  un chiste del humorista Perich que  nunca he olvidado. En la viñeta se  representaba un aula de tipo tradicional, con los alumnos sentados  en pupitres individuales formando  perfectas filas y el profesor sentado en un sillón, tras de su mesa, encima  de la tarima. De la boca del  profesor salía un globo con estas  palabras: «Empieza la clase de  Lengua. ¡Silencio, por favor!». 

A menudo, en el mundo de  la escuela, hablamos de proyectos  de trabajo o, simplemente, de proyectos,  para referirnos a actividades  de enseñanza y aprendizaje  que llevamos a cabo con los alumnos  y alumnas en el aula. Pero si nos detenemos a analizar un repertorio de esos proyectos, nos encontramos  con que utilizamos el  mismo término para nombrar realidades muy dispares entre sí.

Una de las actividades más frecuentes en la escuela es hablar. Maestros y alumnos, especialmente los primeros, no paramos de hablar: nos comunicamos sentimientos, ideas, informaciones, discutimos sobre temas, argumentamos…El lenguaje oral nos acompaña, hagamos lo que hagamos, en cada una de las actividades que se realizan en el aula.

La atención a la diversidad de las capacidades, motivaciones e intereses de los alumnos y alumnas es un objetivo que los profesionales de la educación están intentando abordar, con mayor o menor éxito, desde hace muchas décadas. Actualmente, el reto por conseguir una enseñanza más personalizada es aún mayor, sobre todo como consecuencia de la ampliación en dos cursos de la escolaridad obligatoria.

Unas palabras de Fernando Sabater respecto de la Literatura podrían servir de punto de partida a estas consideraciones sobre la lectura de los preadolescentes: "En Literatura, lo único inapelable y duraderamente instructivo es el deleite mismo. Algo que hace disfrutar ya está enseñando algo, y algo infinitamente difícil y precioso, lo más básico para vivir cuerdamente: está enseñando a pasarlo bien con aquello que uno hace".

Elaborar una bibliografía  orientativa siempre resulta complicado y comprometido. Complicado porque los criterios que adopta quien la elabora, obviamente subjetivos, no tienen por qué ser considerados pertinentes o adecuados por sus destinatarios. Comprometido porque, incluso si los criterios están bien escogidos, es seguro que en la selección realizada siempre faltarán títulos que merecerían aparecer y no aparecen.

En este primer artículo sobre la tutoría intentaremos fijar los criterios iniciales que expliquen y justifiquen los principios teóricos y prácticos de la acción tutorial. El referente no es teorético; está basado en el conocimiento que sobre la orientación y la tutoría se ha actualizado durante la última década.

El centro de Educación Secundaria y Técnico-profesional (privado concertado) ha estado inmerso en el proceso de Reforma del Sistema Educativo desde que se inició en el curso 1982-83. En este momento en que el proceso de experimentación ha cristalizado en la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) del año 1990, La Florida es un Centro que se anticipa a la generalización de la esta ley.

El concepto de orientación se ha utilizado siempre para precisar concepciones, principios y funciones diversas. Muchos alumnos, padres, profesores y hasta algunos orientadores, creen que desarrollar un buen programa de orientación consiste en dar muchos datos, ya sea mediante conferencias o a través de bases de datos informatizadas. Pero si observamos el funcionamiento de nuestra sociedad, podremos ver que disponer de gran cantidad de datos no significa estar mejor informados.

En línea paralela a las materias básicas y comunes que deben cursarse en el Bachillerato, están las Enseñanzas y Actividades Tecnicoprofesionales (EATP) que, a modo de opción y como orientación vocacional, se incluyen en toda esta etapa educativa. La Música, como materia común sólo figura en el primer curso de BUP, pero se puede realizar su seguimiento en los cursos 2º y 3º como EATP siempre que el seminario de Música del centro ofrezca el marco y los medios adecuados para su puesta en marcha.

Decir que el trabajo de enseñar no es tarea fácil no es nada nuevo, pero conviene recordarlo en un momento en que el aprender parece haber ocupado casi toda la atención, desviando, en demasiadas ocasiones, las implicaciones que sobre la propia tarea de enseñar tiene. Las reflexiones que siguen son el resultado de un análisis de la práctica personal y de la práctica observada en centros de enseñanza o en cursos con profesorado a través de los CEP y pretenden señalar algunos de los obstáculos epistemológicos y didácticos que aún permanecen en el tratamiento de la ciencia histórica en el aula.

Una de las novedades que aporta la LOGSE es la recuperación de la educación moral como función de la escuela. En efecto: la educación moral se inscribe en el ámbito de las actitudes, las cuales forman parte indisociable de los contenidos, elemento didáctico que adquiere gran relevancia, en función del papel determinante que ejerce sobre el DCB la psicología cognitiva.

La fuerza con que han irrumpido los enfoques comunicativos de la lengua, tanto en el ámbito de la enseñanza como en el de la investigación y la elaboración teórica, pueden hacer olvidar que, hasta hace relativamente poco tiempo, hablar de ''lengua" era hablar, fundamentalmente, del conocimiento de sus aspectos estructurales y formales, de su análisis. Hablar de lengua y, sobre todo, enseñarla, se identificaba con hablar de y enseñar gramática.